Gastronomía

Nino Dolce, el Cocinero del amor

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Los programas de cocina están viviendo una nueva era dorada en la televisión. Se podría decir que son una novedad muy popular, pero en realidad siempre han estado ahí, con mayor o menor presencio. A veces arrinconados en una pequeña parcela de la parrilla televisiva, cercana a la hora de preparar el almuerzo, para encajar en las necesidades de muchas y muchos cocineros. En otras ocasiones, ya en formato reality, en pleno prime time, ofreciendo no solo buenas recetas, sino también mucho espectáculo. La fiebre de los realities de cocina surgió con Masterchef, un programa internacional que se emite prácticamente en todo el mundo, con un éxito abrumador. Aquella combinación de Gran Hermano con recetas imposibles y montajes divertidos era una bomba infalible para la audiencia, y dio pie a la creación de otros nuevos programas. Hoy en día, la parrilla de casi cualquiera emisora televisiva, acá en Perú y en el extranjero, cuenta con algún programa de este tipo. Especialmente si es un concurso donde varias personas se enfrentan entre sí por crear el mejor plato posible.

Lo cierto es que estos programas, convertidos ya en espectáculos, no aportan tanto a la gastronomía como los primitivos programas de cocina. Hay recetas, y  desde luego que se puede aprender bastante para iniciarnos en los fogones, pero se le da mucha más presencia al espectáculo, a lo que llama a la audiencia, en lugar de al propio aprendizaje de un plato concreto. Esos otros programas también sobreviven en la televisión, guiados por cocineros muy reputados, que cada día inventan un plato distinto y dan todos los trucos para crearlo. Es como la receta perfecta para mantener a una audiencia fiel, que cada día esté esperando el plato de la jornada. Los que verdaderamente tienen interés en aprender a cocinar cosas diferentes y no solo en las peleas y discusiones de los concursantes, preferirán ese tipo de shows. Pero hay uno que combina el espectáculo más picante con las recetas más sorprendentes. Uno que sin duda logró dar una original vuelta de tuerca al concepto de programa gastronómico. Hablamos de Nino Dolce, El Cocinero del Amor, emitido por Playboy TV hace una década.

Una producción de Playboy TV Latinoamérica

El aterrizaje de Playboy TV en Latinoamérica en la década de los 2000  fue todo un evento para muchos en el continente. Con la colaboración del potente grupo mediáticos Cisneros, y  siempre bajo la batuta de la empresa del conejito, Playboy TV Latinoamérica se lanzó como una marca con esencia propia. Un canal que se emitía por cable, a través de diferentes distribuidores, en toda América Latina, España y Portugal. Y que llevaba los programas de la televisión de Playboy a muchos nuevos millones de usuarios, además, en su propio idioma. Pero en Playboy TV Latinoamérica no iban a conformarse con traducir o doblar los espacios de la cadena americana. Desde el principio se pensó que el canal debía tener producciones propias, y hoy  en día son sin duda lo más recordado de aquella aventura televisiva.

Series con varios formatos, programas de todo tipo, documentales, realities… La producción de Playboy TV Latinoamérica se centraba especialmente en Colombia y Argentina, dos países muy potentes en lo que al audiovisual se refiere. Así es como surgen ficciones como Luli Love, The Last Semester o Presencias. También programas como Strip Play, o los conducidos por el conocidísimo Nino Dolce, alter ego del argentino Rómulo Tirri. Este tipo se convirtió en el único presentador masculino de toda la cadena, gracias a su desparpajo, su actitud de dandy canalla, y ese acento italiano desastroso pero irresistible. Tirri logró tener no solo un programa, sino varios, basados en Nino Dolce, este personaje que acabó siendo muy querido. El que nos ocupa hoy se estrenó en 2012, en  la segunda etapa del conductor en la cadena, después de haber estado algunos años fuera por participar en programas de otro tipo.

Rómulo Tirri nació en Argentina y pronto sintió la llamada de la actuación. Estuvo participando en diversas obras de teatro y también en figuración en shows televisivos, pero su vida cambiaría para siempre cuando un amigo fotógrafo le invitó a un casting. No a uno cualquiera, por supuesto. Era un casting para Playboy TV, la plataforma que empezaba a dar sus primeros pasos en aquellos días. Estaban buscando a chicas explosivas y sensuales para poder contratarlas como modelos, conductoras, actrices… El amigo de Nino formaba parte del equipo de la productora, y le invitó con la promesa de que habría muchas chicas lindas desnudas allá. Y el joven Tirri no se lo pensó demasiado. Decidió acudir al casting y mientras las chicas esperaban, les daba conversación, las hacía reír, se mostraba muy seguro y cómodo…

Así fue como llamo la atención  de la productora, que le propuso realizar él también un casting para un programa. Tirri decidió crear en ese momento un personaje, Nino Dolce, un caradura italiano con mucho éxito entre las mujeres. Gracias a su carisma y saber estar ante la cámara, la productora le contrató para ser el chef oficial de su programa de cocina. Así fue como surgió Nino Dolce, que luego acapararía también otros programas como Nino Dolce Hotel o la Consulta de Nino, alejados ya de los fogones. Tras su impass de varios años, participando en realities y otros programas de la televisión de su país, Dolce regresó a su casa, a Playboy TV, para desarrollar de nuevo la faceta que dio origen a su personaje, la de cocinero, en la producción de El Cocinero del Amor.

Recetas y sensualidad

El programa se emitía semanalmente a través de Playboy Tv Latinoamérica, y no hizo más que agrandar el mito de Nino Dolce. Tirri volvió a meterse en el personaje, esta vez con el pelo más corto y un poco más centrado, más maduro, según el mismo reconocía. Aquello, sin embargo, no quitaba un ápice de sensualidad y morbo al programa. Acompañándole en las labores de conducción estaba la preciosa y exuberante Pamela Pombo, que solía terminar totalmente desnuda en cada episodio. También solían contar con invitadas especiales que ayudaban a Nino a preparar cada plato, uno diferente en cada emisión, de lugares muy distintos del mundo. Porque había sensualidad y desnudos, pero también recetas cien por cien reales de platos exquisitos.

Durante los dos años de emisión del programa se llevaron a cabo decenas de recetas realmente interesantes de la cocina italiana, asiática, mexicana o argentina. Y es cierto que el programa tenía una finalidad erótica por encima de todo, porque incluso estas recetas terminaban sirviendo como excusa para que las chicas se desnudaran. Sin embargo, no descartamos que muchos, solo por ver a esas mujeres desnudas, terminaran también aprendiendo mucho más sobre cocina, algo que siempre viene estupendamente de cara a crear mejor platos. Nino Dolce terminó su contrato con Playboy y se alejó de los focos, para reconducir su vida, sorprendentemente, a través de la religión judía. Pero para nosotros siempre será el pícaro y canalla cocinero italiano de la tele.

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